lunes, 20 de julio de 2015

CALENTITOS

No seré yo quien criminalice a aquel que los llame churros, pero a mi me enseñaron a llamarlos calentitos. Y asi los sigo llamando. En el Cerro los tomábamos los domingos, que era el día que mi padre iba a aquella calenteria regentado por un matrimonio, bajitos ellos, bueno estatura posguerra española, Ella de trato agradable, el de mandil blanco siempre con sus palos manejando inefable la rueda. Ahora en la desnaturalización de Córdoba sur los ponen en bar, pero desconozco si queda alguna calenteria por mi nuevo barrio. Los de la foto, son del bar centuria, la tradición junto a la modernidad mal entendida de las setas. Tienen un tacto agradable y no son excesivamente grasientos. Estos surgieron una mañana que junto a mi maestro Zamora amanecí en la plaza donde está Dios, un viernes por supuesto. Y ahi nos quedamos con nuestros calentitos, queriendo las imágenes que hacen eterna a Sevilla.

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